DESARROLLO Y APRENDIZAJE VISUAL

1. VISIÓN INSUFICIENTE.

Para entender mejor cómo aprenden los niños con visión insuficiente, debemos tener en cuenta que el ojo es sólo una parte del sistema visual. El ojo es el órgano a través del cual llegan los men sajes visuales al cerebro. Por ello, cuando alguna de sus par tes falta o está dañada, la información se recoge de forma distorsionada. Aún así, siempre que la luz entre en el ojo y estimule células de la retina, permitirá que algún tipo de in formación pueda ser enviada al cerebro.
El aprendizaje visual, por tanto, no depende exclusivamente del ojo sino fundamentalmente del cerebro que es el que codifica, clarifica y organiza las imágenes (la información) para guardarla y asociarla a su vez con la que ya posee.
Durante los primeros años de la vida del niño con ba ja visión, la falta de estimulación puede dificultar el desarrollo de la retina, de las vías que van al cerebro y del área de recepción visual, con lo que todo el sistema se subdesarrolla.
Desde que nacemos recibimos sensaciones visuales de todo aquello que miramos y, progresivamente, vamos almacenando las características de los
objetos, personas, animales, acciones, etc. El bebé que no padece ningún problema visual va a almacenar gran cantidad de experiencias visuales, que van a ser muy inferiores en el caso de los niños con baja visión, lo cual va a causarles una inmadurez general. Y esto por dos razones fundamentales:

a) Durante los dos primeros años de vida se sientan las bases de la inteligencia gracias al desarrollo sensomotor Este desarrollo consiste en la utilización conjunta de los sentidos (vista, oído, tacto…) y el movimiento para explorar y conocer el mundo exterior. Por eso, el niño con baja visión tendrá, si no se le estimula adecuadamente, menos oportunidades de exploración y de descubrimiento, con lo cual se r duce la capacidad de aprender espontáneamente. Y cuando un ni ño deja de aprender por sí mismo, el aprendizaje sensomotor se ve afectado.

b) El desarrollo sensomotor es imprescindible para el buen desarrollo del lenguaje en el niño. Veamos por qué. El lenguaje supone, esencialmente, la relación de un objeto con un símbolo que llamamos palabra. Para un niño que no tenga en su memoria un conjunto de objetos porque no ha podido verlos, las palabras serán para él algo significado concreto. Es decir, que el símbolo va íntimamente ligado al objeto. Sólo el desarrollo de la percepción visual da lugar a un sistema de memorias visuales en el que se almacenan las imágenes visuales de cada objeto.

En definitiva, el desarrollo del niño depende en gran medida de sus experiencias visuales. Cuando éstas son casas, y no hay una estimulación adecuada, la maduración es más lenta e incluso puede ser defectuosa, atrofiándose el res to visual que el niño posee y por tanto desaprovechando la información visual utilizable.
Afortunadamente la capacidad de funcionamiento visual del niño es de tipo desarrollista: cuanto más mira, más estimula las vías sensoriales que llegan al cerebro. Por eso la visión nunca se gasta o “se ahorra”, como vulgarmente se cree, sino que cuanto más se usa más se facilita un mejor funcionamiento visual; porque cuanta más información llegue al cerebro a través de los ojos se almacenará una mayor cantidad de imágenes visuales.
Ya hemos visto la importancia del desarrollo visual para el desarrollo general del niño, pero la capacidad de funcionamiento visual no es automática ni espontánea en los niños amblíopes, porque la información que pueden recoger a tra ves de la visión es escasa e incluso defectuosa. Así pues la estimulación visual va a ayudar al niño a que aprenda a discriminar formas, contornos, figuras y símbolos que normalmente no llamarían su atención.

En definitiva, la percepción visual, según FROSTIG, es la facultad de discriminar y reconocer los estímulos visuales e interpretarlos asociándolos con experiencias anteriores Es también, según BARRAGA, la capacidad para construir una imagen visual, hacer distinciones, diferenciar características y dar significado a lo que se ve. El niño con baja visión que nunca ha sido estimulado para mirar, tendrá percepciones visuales borrosas y quizás los objetos sean para él como masas vagas sin forma, sin contorno e incluso sin situación en el espacio. Sólo la estimulación constante de los ojos permite enfocar los objetos para lograr que lo que se está miran(lo resalte sobre el fondo; de esta forma la imagen borrosa toma una forma específica: cada cosa comienza a tener una forma definitiva y su imagen se hace constante; así podrá ser reconocida independientemente del tamaño, posición o lugar que ocupe en el espacio.
Comprender y aceptar estas ideas significa admitir que los niños con baja visión pueden y deben aprender a ver. Cuando el ojo funciona normalmente el niño aprende a valerse visualmente por sí mismo, pero cuando la visión está impedida debe ser guiado paso a paso en su desarrollo visual para enseñarle a utilizar la visión que posee y a comprender todo aquello que pueda mirar.

Sacado de :GUIA PARA PADRES Y EDUCADORES DE NIÑOS AMBIOPLES.
Autores : PILAR ESTAUN DE TORRES y BEGOÑA ESPEJO DE LA FUENTE.